Con
el caer de las hojas, nos damos cuenta de la fugacidad del tiempo. A medida que
comienzan a cambiar su color a tonos naranjos, pensamos como un símbolo de vida
es capaz de desprenderse de su raíz y morir en el suelo que pisamos todos los
días...
Pero,
eventualmente, las volvemos a ver como siempre en los árboles, entregándonos
esa energía verde radiante que conocemos claramente, reflejo del sol que
ilumina nuestros días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario